Un grupo de jóvenes mostraron su preocupación por los riesgos del consumo de alcohol entre menores y su interés por hacer algo para mitigar este riesgo.
El modelo Laura Lundy es un modelo basado en los derechos que conceptualiza el Artículo 12 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (CDN). Dicho artículo establece que los niños deben tener el derecho a formar sus propias opiniones y a expresarlas libremente y que estas deben ser tenidas debidamente en cuenta. El modelo tiene cuatro componentes: espacio, voz, audiencia e influencia. En este caso en concreto, los participantes expresaron su preocupación por el consumo de alcohol entre menores de edad y su deseo de grabar una película para transmitir su mensaje. Disponían de un espacio seguro en el que expresar sus puntos de vista y su plan para la película. Una vez terminaron de grabar la película, pidieron que fuera vista por un público distinto al de sus homólogos, a través del cual pudieron influir y concienciar sobre la importancia de este tema.
Esta estrategia funcionó porque el proceso puso a los jóvenes al mando, permitiéndoles así crear cambios tangibles. En este caso no se estereotipó a los jóvenes. Más bien, fueron los actores centrales del proceso, ya fueron ellos quienes pensaron tanto en el problema como en una idea para solucionarlo. Este modelo permitió al trabajador juvenil a simplemente ayudar a los participantes a alcanzar su objetivo final, en vez de tener que incentivar la participación juvenil y decidir cuál sería la solución adecuada. La aplicación de este modelo no es siempre posible, pero cuando lo es, se trata de una buena práctica.
Para más información sobre la estrategia presentada, consúltese el siguiente enlace (en inglés) :
Tras encabezar este proceso, los participantes se sintieron empoderados, pues actuaron como agentes de cambio e influencia. Desde entonces, han estado reuniendo fondos para llevar adelante este proyecto.
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